Mente fuerte, cuerpo fuerte.

Puedes conformarte con una vida cómoda, refugiarte en la zona de confort y vivir alejado de tus miedos en un ambiente conocido y controlado. O en cambio puedes apostar por días emocionantes, llenos de colores y aventuras, atreviéndote a mirar a tus miedos a la cara y proclamar “no quiero una vida mediocre, arriesgo por pintar el lienzo de mi destino, surfear mi vida en vez de chapotear o vivir sumergido en el escondite del silencio”.

Vida sólo hay una pero existen muchos caminos que podemos escoger para disfrutarla. Y serán nuestras creencias, nuestro carácter, nuestros valores, nuestros ideales y nuestros miedos lo que nos hará crear un camino u otro y escoger a qué tipo de personas querremos de la mano.

Cambiando tu naturaleza

Cuántas veces hemos escuchado, incluso dicho: “Yo soy así y no puedo cambiar”. A pesar de que todos creamos que nuestro carácter es inconsciente  y que no podemos cambiarlo y mucho menos controlarlo, la neurociencia, la psicología y la neurología afirman lo contrario.

Es cierto que contamos con ciertos patrones genéticos que nos diferencian desde que nacemos, pero de todos esos rasgos tú serás el encargado de elegir a cuál de todos entrenar, en cuál te vas a especializar.

Si tu primer amor se aprovechó de tus intenciones, jugó con tus sentimientos o te engañó con algún amante, es muy probable que en tu siguiente relación aparezcan pensamientos de inseguridad y desconfianza.

Y como cada emoción se camufla de pensamientos –reales o no- te irás convirtiendo en alguien miedoso y celoso. Todo sentimiento proviene de los pensamientos que un día creaste al experimentar algo. Y ese dominio de pensamientos en tu cerebro acabará forjando tu carácter y tu personalidad.

¿Y tú como eres? ¿Qué clases de pensamientos te vienen a la cabeza? ¿Eres optimista o pesimista? ¿Cumples lo que te propones o abandonas a la primera de cambio?

Cada individuo tiene sus manías, molestias que molestan a los demás, defectos que incordian. Es natural ser imperfecto. Pero encasillarse en un tipo de carácter –yo soy celoso, yo soy pesimista, yo soy… yo soy…- y no luchar por cambiar, es como aquel paciente con una enfermedad que no toma sus medicinas.

No eres celoso, ni eres pesimista, ni eres agresivo; solamente tienes pensamientos de inseguridad, de negatividad o de impulsividad que algún día creaste y que has estado regando en numerosas ocasiones. No decimos yo soy hipercolesterolemia, o yo soy hipertensión, o yo soy cáncer de pulmón.

Ante una enfermedad física cumplimos un tratamiento para lograr el equilibrio, pues ante un rasgo de nuestra personalidad que sabemos no es positivo, tenemos que aprender a controlarlo para ir en busca de ese mismo equilibrio y lograr ser la persona que siempre quisimos ser.

¿Qué clase de persona crees que eres?

Con una mente débil será muy poco probable que consigas todos tus objetivos. Te ilusionas, te motivas y te apuntas al gimnasio. Sin embargo, tras dos semanas de tardes intensas de entrenamiento acabas por dejarlo y vuelves a esa ser ese chico que pasa las tardes en el sofá, comiendo lo primero que pilla en el armario y  todo porque piensas que ese mundo no está hecho para ti. Y no está hecho para ti porque nunca has aguantado lo suficiente como para adaptarte al nuevo cambio.

Cuanto más hagas algo, menos te costará hacerlo. Sea lo que sea, bien ir al gimnasio o simplemente discutir. Cuánto más hagas algo, más inconsciente lo harás y menos esfuerzo sobrellevará.

Y para cambiar algo, lo primero que debes hacer es ser tan absurdo como para repetirlo una y otra vez. Sabes que tienes que ir al gimnasio, pues levántate y haz la mochila. No pienses en otra cosa o tu cerebro al mínimo despiste te enviará señales de tipo: “vuelve a ser como antes, empieza la semana que viene, déjalo para el siguiente lunes…” No las hagas caso, tu mente solo pretende ahorrar energía y hacer cosas a las que está acostumbrado, por eso cuesta tanto cambiar.

Si sabes lo que tienes que hacer, hazlo sin escuchar a tus vocecillas interiores. Sé lo bastante astuto como para ignorarlas y lo bastante aburrido como para repetirlo una y otra vez. Tu corazón y tu cerebro se adaptarán al cambio y llegará el día en el que tu naturaleza cambie y seas quien quieres ser sin esfuerzo consciente.

Link Original : http://www.hombremoderno.es/fitness/mente-fuerte-b05-1310_1-1312/